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ANO SANTO JUBILAR - 2025 | PEREGRINOS DE ESPERANÇA

Constitución Apostólica "Virgen de Guadalupe" | Reestructuración de la Diócesis de Oaxaca

CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA
VIRGEN DE GUADALUPE
DE SU SANTIDAD EL
PAPA JUAN PABLO II
POR EL CUAL SE REESTRUCTURA LA
DIÓCESIS DE ANTEQUERA OAXACA

IOANNES PAVLVSEPISCOPVS
SERVVS SERVORVM DEI

APERPETVAM REI MEMORIAM


A los venerables hermanos obispos, presbíteros, diáconos y fieles laicos de los Misioneros Digitales de Minecraft, saludos y bendición apostólica.

[ES]

1. La Virgen de Guadalupe, en su aparición en el cerro del Tepeyac, según la enseñanza constante del magisterio de San Juan Pablo II, se manifestó como Madre atenta y cercana al pueblo mexicano, ofreciendo una señal providencial de la acción de Dios en la historia de esta nación e indicando a Cristo como centro de la vida, de la cultura y de la esperanza. A partir de este acontecimiento singular, reconocido por la Iglesia como fuente de evangelización, unidad y reconciliación, se desarrolló de manera fecunda la vida cristiana en estas tierras.

2. La Iglesia de Cristo, edificada sobre el fundamento de los Apóstoles, tiene en la sucesión apostólica el principio visible de la continuidad de la fe, de la comunión y de la misión (cf. Ef 2,19–20). Entre las Iglesias particulares, legítimamente constituidas y presididas por sus obispos, subsiste una comunión orgánica, en la que cada una contribuye, según su dignidad e historia, al bien de toda la Iglesia universal (cf. Lumen gentium, 23).

3. La Tradición viva de la Iglesia enseña que la primacía, en sentido histórico y honorífico, reconocida a determinadas sedes episcopales, no disminuye la igualdad sacramental del episcopado, sino que manifiesta el orden de la caridad, de la memoria y del servicio (cf. San Ignacio de Antioquía, Ad Romanos; cf. también Catecismo de la Iglesia Católica, 882–884). Tal reconocimiento, lejos de ser mera distinción honorífica, tiene valor pedagógico y pastoral, pues recuerda a las generaciones presentes la obra de los primeros evangelizadores y la responsabilidad de perseverar en la fidelidad al Evangelio recibido.

A la luz de estas consideraciones, tras madura reflexión, oído el parecer de los organismos competentes y en virtud de la autoridad apostólica que nos ha sido confiada, decidimos y decretamos lo siguiente:

a) Sobre la denominación canónica de la Diócesis:

I. Elevamos y determinamos que la Iglesia particular hasta ahora conocida como Diócesis de Antequera Oaxaca pase a denominarse, doravante y para siempre, Diócesis de México, reconociendo explícitamente su precedencia histórica como la primera diócesis fundada en el territorio mexicano.

II. Confirmamos y conferimos a dicha Iglesia particular el título y la dignidad propios de Diócesis Primada, con todas las prerrogativas honoríficas inherentes a tal reconocimiento, conforme a la disciplina canónica vigente, permaneciendo íntegro el orden jurídico de la Iglesia y respetados los derechos de las demás Iglesias particulares. Tal título de Primada no confiere poder de jurisdicción sobre otras diócesis, sino que expresa la precedencia histórica, la responsabilidad moral y el deber de testimonio que corresponden a la Diócesis de México en el seno de la comunión episcopal nacional.

b) Sobre la conformidad de Parroquias, Basílicas y Catedrales:

I. Determinamos que todas las iglesias, catedrales, basílicas, parroquias, instituciones y organismos eclesiásticos que dependen de la mencionada Iglesia particular se conformen, en su designación, documentación oficial y uso público, a la nueva denominación de Diócesis Primada de México, observando las normas litúrgicas y canónicas.

II. Concedemos, por autoridad apostólica, a la iglesia dedicada a la Bienaventurada Virgen de la Asunción, el título y la dignidad de Catedral Diocesana, en razón de su precedencia sobre todas las demás iglesias en el territorio mexicano, en la cual se encuentra la cátedra del Obispo diocesano, signo de la unidad del presbiterio y de la comunión del pueblo de Dios.

III. Reconocemos también el Santuario Nacional de Guadalupe y declaramos dicha iglesia con el título de Basílica Menor, por su relevancia a nivel nacional e internacional, siendo una de las iglesias más visitadas de América Latina, ambas ubicadas en la Ciudad de México.

c) Sobre el obispo diocesano:

I. Confirmamos, mediante la presente Constitución Apostólica, como Obispo Diocesano de la Diócesis de México, ahora elevada a la dignidad de Diócesis Primada, al actual obispo legítimamente constituido, Mons. Jesús Ramos Ratzinger, confiándole el cuidado pastoral del pueblo de Dios que le ha sido confiado.

II. Lo exhortamos a ejercer el ministerio episcopal según el corazón de Cristo, como maestro de la fe, sacerdote de la santificación y pastor del gobierno, en comunión con el Romano Pontífice y con todo el colegio episcopal (cf. CIC, 375–380), siendo ejemplo para el clero y los fieles, especialmente en la fidelidad a la doctrina, en la caridad pastoral y en el celo misionero.

5. Así, al conferir el título de Primada a la Diócesis de México, la Sede Apostólica reafirma la centralidad de la evangelización, la continuidad de la fe católica y la responsabilidad de custodiar, anunciar y transmitir el depósito de la fe (cf. 2Tm 1,14).

6. Todo lo establecido por la presente Constitución Apostólica tendrá vigor pleno y estable, no obstante cualquier disposición en contrario, incluso aquellas dignas de mención especial. Ordenamos que esta Constitución sea promulgada y observada fielmente por todos a quienes concierna, para mayor gloria de Dios, edificación de la Iglesia y bien espiritual del pueblo fiel en México.

Dado y pasado en Roma, junto al bienaventurado apóstol Pedro, a los 13 días del mes de diciembre, del año de la gracia del Señor de 2025, primero de nuestro pontificado.

[PT]

1. A Virgem de Guadalupe, em sua aparição no monte Tepeyac, segundo o ensinamento constante do magistério de São João Paulo II, manifestou-se como Mãe solícita e próxima do povo mexicano, oferecendo um sinal providencial da ação de Deus na história desta nação e indicando Cristo como centro da vida, da cultura e da esperança. A partir deste acontecimento singular, reconhecido pela Igreja como fonte de evangelização, unidade e reconciliação, desenvolveu-se de modo fecundo a vida cristã nestas terras. 

2. A Igreja de Cristo, edificada sobre o fundamento dos Apóstolos, tem na sucessão apostólica o princípio visível da continuidade da fé, da comunhão e da missão (cf. Ef 2,19–20). Entre as Igrejas particulares, legitimamente constituídas e presididas por seus bispos, subsiste uma comunhão orgânica, na qual cada uma contribui, segundo sua dignidade e história, para o bem de toda a Igreja universal (cf. Lumen gentium, 23).

3. A Tradição viva da Igreja ensina que a primazia, em sentido histórico e honorífico, reconhecida a determinadas sedes episcopais, não diminui a igualdade sacramental do episcopado, mas manifesta a ordem da caridade, da memória e do serviço (cf. Santo Inácio de Antioquia, Ad Romanos; cf. também Catecismo da Igreja Católica, 882–884). Tal reconhecimento, longe de ser mera distinção honorífica, tem valor pedagógico e pastoral, pois recorda às gerações presentes a obra dos primeiros evangelizadores e a responsabilidade de perseverar na fidelidade ao Evangelho recebido.

À luz destas considerações, após madura reflexão, ouvido o parecer dos organismos competentes e em virtude da autoridade apostólica que nos foi confiada, decidimos e decretamos o que segue.

a) Da denominação canônica da Diocese;

I. Elevamos e determinamos que a Igreja particular até agora conhecida como Diocese de Antequera Oaxaca, passe a denominar-se, doravante e para sempre, Diocese do México, reconhecendo explicitamente sua precedência histórica como a primeira diocese fundada no território mexicano.

II. Confirmamos e conferimos à referida Igreja particular o título e a dignidade próprios de Diocese Primaz, com todas as prerrogativas honoríficas inerentes a tal reconhecimento, conforme a disciplina canônica vigente, permanecendo íntegra a ordem jurídica da Igreja e respeitados os direitos das demais Igrejas particulares. Tal título de Primaz não confere poder de jurisdição sobre outras dioceses, mas exprime a precedência histórica, a responsabilidade moral e o dever de testemunho que cabem à Diocese do México no seio da comunhão episcopal nacional.

b) A conformidade das Paróquias, Basílicas e Catedrais;

I. Determinamos que todas as igrejas, catedrais, basílicas, paróquias, instituições e organismos eclesiásticos que dependem da referida Igreja particular se conformem, em sua designação, documentação oficial e uso público, à nova denominação de Diocese Primaz do México, observadas as normas litúrgicas e canônicas.

II. Concedemos, por autoridade apostólica, à igreja dedicada à Bem-Aventurada Virgem da Assunção, o título e a dignidade de Catedral Diocesana, em razão de sua precedência sob todas as demais igrejas no território mexicano, na qual se encontra a cátedra do Bispo diocesano, sinal da unidade do presbitério e da comunhão do povo de Deus.

III. Reconhecemos também, o Santuário Nacional de Guadalupe, e declaramos a referida igreja com o título de Basílica Menor, por sua relevância em âmbito nacional e internacional, sendo uma das igrejas mais visitadas da América Latina, ambas na cidade do México. 

c) Do bispo diocesano;

I. Confirmamos, pela presente Constituição Apostólica, como Bispo Diocesano da Diocese do México, agora elevada à dignidade de Diocese Primaz, o atual bispo legitimamente constituído, Dom Jesus Ramos Ratzinger, confiando-lhe o cuidado pastoral do povo de Deus que lhe está confiado.

II. Exortamo-lo a exercer o ministério episcopal segundo o coração de Cristo, como mestre da fé, sacerdote da santificação e pastor do governo, em comunhão com o Romano Pontífice e com todo o colégio episcopal (cf. CIC, 375–380), sendo exemplo para o clero e os fiéis, especialmente na fidelidade à doutrina, na caridade pastoral e no zelo missionário.

5. Assim, ao conferir o título de Primaz à Diocese do México, a Sé Apostólica reafirma a centralidade da evangelização, a continuidade da fé católica e a responsabilidade de guardar, anunciar e transmitir o depósito da fé (cf. 2Tm 1,14).

6. Tudo o que foi estabelecido pela presente Constituição Apostólica terá vigor pleno e estável, não obstante quaisquer disposições em contrário, mesmo que dignas de menção especial. Ordenamos que esta Constituição seja promulgada e observada fielmente por todos a quem diga respeito, para maior glória de Deus, edificação da Igreja e bem espiritual do povo fiel no México.

Dado e passado em Roma, junto do bem-aventurado apóstolo Pedro, aos 13 dias do mês de dezembro, do ano da graça do Senhor de 2025, primeiro de nosso pontificado. 


 Ioannes Paulus Pp. II 
Pontifex Maximus

Et ego,
† Pedro Schneider Card. Parolin, FSJPII 
Secretarius Status Vaticanus